El desastre económico actual era predecible
Artículo publicado por Vicenç Navarro en el diario digital EL PLURAL y en el diario PÚBLICO, 26 de abril de 2013
Este artículo señala que
la crisis tan profunda de la economía española (incluyendo la
catalana), con el desempleo mayor que haya existido hasta ahora, era
fácilmente predecible, como alertamos algunos autores ya desde el inicio
de la crisis. Las políticas neoliberales con recortes del gasto
público, incluyendo el social, y disminución de los salarios, están
creando un problema enorme de falta de demanda doméstica, que no puede
resolverse a base de mayor endeudamiento, resultado de la carencia de
crédito, este último consecuencia, a su vez, de la enorme concentración
de las rentas de capital y su excesivo crecimiento a base de inversiones
especulativas.
Unos pocos hemos estado diciendo desde
que se inició la crisis que las políticas públicas que se están
aplicando durante estos años de recesión son profundamente erróneas y
están llevando a los países de la Unión Europea (y muy en especial a los
países de la periferia de la Eurozona) al desastre. Como era
predecible, los hechos que están ocurriendo, con el mayor incremento del
desempleo conocido hasta ahora, están mostrando que, por desgracia,
llevábamos razón.
En realidad, el
problema con el que nos enfrentamos es fácil de entender y de resolver.
Hoy el sector privado de la economía está paralizado o en declive debido
a la falta de demanda y a la escasez de crédito para que las empresas y
las familias puedan invertir y/o consumir. La evidencia de ello es
clara, robusta y abrumadora. Ante esta situación, el único sector que
puede estimular y hacer crecer de nuevo a la economía es el sector
público. Así se salió de la Gran Depresión a principios del siglo XX en
EEUU y en Europa. En EEUU, la Administración Roosevelt aumentó la
inversión y el gasto público de una manera muy notable, acentuándose
incluso más con el inicio y posterior desarrollo de la II Guerra
Mundial. En Europa fue este mismo conflicto el que creó un gran aumento
del gasto e inversión públicos, que resolvió el problema de la Gran
Depresión.
Algo parecido ocurrió
después de la II Guerra Mundial cuando se creó una Gran Recesión que fue
resuelta mediante una gran inversión y crecimiento del gasto público,
estimulados por el Plan Marshall. Y ahora, cuando estamos ya en
Recesión, camino de la Depresión, en lugar de aumentar la inversión y el
gasto público, los gobiernos de los países de la Unión Europea, y muy
en particular los periféricos de la Eurozona (incluyendo España), que
tienen mayores dificultades, están recortando el gasto público, lo cual
es una enorme estupidez (y no hay otra manera de definirlo).
Esta estupidez se está
justificando con el argumento de que la crisis la ha generado el
excesivo gasto público, particularmente el gasto público social (que ha
proveído una supuestamente excesiva protección social), y unos salarios
demasiado altos que han hecho a los trabajadores poco competitivos. De
ahí que las soluciones que se derivan de esta explicación consistan en
recortar el gasto público, y muy en particular el gasto público social, y
bajar los salarios a fin de hacer a la economía más competitiva. Es
esta mayor competitividad, con aumento de las exportaciones, la que –se
nos dice- nos sacará de la recesión. Y como muestra del éxito de estas
políticas públicas se señala la disminución, cuando no eliminación, del
sesgo negativo de nuestro comercio exterior. En todos los países que se
están aplicando estas políticas, los datos que se utilizan muestran que
la balanza comercial se está equilibrando: es decir, las importaciones y
las exportaciones están igualándose.
Pero tal argumento
está apoyado en un supuesto falso. El equilibrio entre importaciones y
exportaciones se debe primordialmente al descenso espectacular de las
importaciones, en lugar de un gran aumento de las exportaciones, y ello
como consecuencia del colapso de la demanda interior. El reciente
informe de la OCDE, March Interim Assessment on the Global Economic
Outlook, muestra los datos que avalan lo que estoy diciendo. Ronald
Janssen, en su excelente artículo “More Austerian Fairly Tales” en
Social Europe Journal (abril 2013), hace un resumen de los datos del
informe mostrando los datos para Alemania, Portugal, Irlanda, Grecia,
España e Italia. La evidencia es, de nuevo, clara, robusta y abrumadora.
Pero tal evidencia continua siendo ignorada por los “austerianos”
(economistas favorables a las políticas de austeridad), cuyo dogma
neoliberal es impermeable a los hechos y a los datos. Sus creencias,
basadas en la fe y no en la evidencia científica, alcanzan niveles nunca
antes vistos. España ya sobrepasa los 6 millones de parados y su
gobierno continúa con sus políticas de recortes de gasto público,
incluyendo gasto público social. El fundamentalismo de tipo religioso
que alimenta las creencias neoliberales no es educable.
En realidad, el
desempleo está creciendo de una manera muy marcada en toda la Unión
Europea, alcanzando una situación extrema en España y Grecia (que son
los países que están recortando más). Pero la situación es incluso peor
que la que aparece en los datos de desempleo y se ve reflejada en la
cifra de población empleada, que ha ido disminuyendo en todos los
países, cayendo en picado en España y en Grecia, mostrando la ineficacia
de las reformas laborales que se promovían con el argumento de que
crearían empleo. En realidad, y tal como algunos predijimos, estas
reformas han estado destruyendo empleo. La evidencia de ello es también
clara, robusta y abrumadora.
¿Por qué la austeridad?
El lector se
preguntará: si la evidencia de que estas políticas públicas son
perjudiciales es tan clara, robusta y abrumadora, ¿por qué continúan
llevándose a cabo? La respuesta es también fácil, aunque el lector
raramente la leerá en los medios de mayor difusión, excesivamente
influenciados por los establishments financieros y de las grandes
empresas exportadoras (lo que solía llamarse la clase capitalista o
también la burguesía financiera y de las grandes empresas y que en EEUU
se llama la Corporate Class). La respuesta es que tales establishments,
que ejercen una enorme influencia sobre los Estados, están consiguiendo
lo que siempre han deseado: el debilitamiento del mundo del trabajo a
fin de aumentar sus rentas. Y esto es lo que más les importa. En todos
estos países, las rentas del capital están aumentando a costa de un
descenso muy notable de las rentas del trabajo. La evidencia es, de
nuevo, también clara, robusta y abrumadora. Y esto ha ocurrido incluso
con mayor intensidad en los países periféricos de la Eurozona, incluida
España.
En realidad, este
debilitamiento del mundo del trabajo ha llegado a tal nivel que estos
establishments se encuentran suficientemente fuertes para atreverse a
desmantelar el Estado del Bienestar (con el argumento, como ha dicho
Draghi, el Presidente del Banco Central Europeo, de que “no es
sostenible”), incluyendo las pensiones públicas (la joya de la corona). Y
veremos ahora cómo el gobierno de Rajoy tomará toda una serie de
medidas para desmantelar también la Seguridad Social, privatizando las
pensiones y transformando el Estado universalista del Bienestar en un
estado asistencial para los sectores más necesitados de la población,
referidos en la narrativa dominante como “clases bajas” o “humildes”.
Éste es su proyecto (ver el libro que Juan Torres y yo acabamos de
escribir, Lo que debes saber para que no te roben la pensión).
Hay alternativas, aunque se nos dice constantemente en los medios de mayor difusión que no las hay
Es fácil ver que hay
alternativas. Que no exista plena conciencia a nivel popular de que
estas alternativas existen se debe a la falta de diversidad de los
medios de mayor difusión. El argumento utilizado por los establishments
financieros de que no hay alternativas, o de que las izquierdas se
quejan pero no ofrecen alternativas, no se corresponde con la realidad.
Es cierto que amplios sectores de las izquierdas gobernantes
(pertenecientes a la Tercera Vía) han aceptado el dogma neoliberal. Pero
hay izquierdas que sí han hecho propuestas de políticas públicas
creíbles y factibles, que continúan silenciadas, cuando no vetadas, en
los medios.
En realidad, las
soluciones son fáciles de ver. A grandes rasgos, consisten en revertir
las políticas de austeridad para estimular la economía y el crecimiento
económico, financiándolo con reformas fiscales de carácter progresivo,
dando mayor capacidad de intervención al sector público, con la
provisión pública de crédito, a base de medidas explicadas con mayor
detalle, entre otros lugares, en “Ganas de Escribir”, de Juan Torres, o
en mi blog www.vnavarro.org, en la sección de Economía Política. Estas
medidas podrían y deberían tomarse incluso sin salir del euro, aún
cuando yo no descarto esta posibilidad, pues la peor alternativa, entre
todas las existentes, es la de continuar con las políticas que el
gobierno está aplicando. Esta alternativa es la peor. Así de claro.
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