#OUYEAH
Risto Mejide
Publicista
No busques trabajo. Así te lo digo. No gastes ni tu tiempo ni tu
dinero, de verdad que no vale la pena. Tal como está el patio, con uno
de cada dos jóvenes y casi uno de cada tres adultos en edad de dejar de
trabajar, lo de buscar trabajo ya es una patraña, un cachondeo, una
mentira y una estúpida forma de justificar la ineptitud de nuestros
políticos, la bajada de pantalones eurocomunitaria y lo poco que les
importas a los que realmente mandan, que por si aún no lo habías notado,
son los que hablan en alemán.
No busques trabajo. Te lo
digo en serio. Si tienes más de 30 años, has sido dado por perdido.
Aunque te llames Diego Martínez Santos y seas el mejor físico de
partículas de Europa. Da igual. Aquí eres un pringao demasiado caro de
mantener. Dónde vas pidiendo nada. Si ahí afuera tengo a 20 mucho más
jóvenes que no me pedirán más que una oportunidad, eufemismo de trabajar
gratis. Anda, apártate que me tapas el sol.
Y si tienes menos de
30 años, tú sí puedes fardar de algo. Por fin la generación de tu país
duplica al resto de la Unión Europea en algo, aunque ese algo sea la
tasa de desempleo. Eh, pero no te preocupes, que como dijo el maestro,
los récords están ahí para ser batidos. Tú sigue esperando que los
políticos te echen un cable, pon a prueba tu paciencia mariana y vas a
ver qué bien te va.
Por eso me atrevo a darte un consejo que no
me has pedido: tengas la edad que tengas, no busques trabajo. Buscar no
es ni de lejos el verbo adecuado. Porque lo único que te arriesgas es a
no encontrar. Y a frustrarte. Y a desesperarte. Y a creerte que es por
tu culpa. Y a volverte a hundir.
No utilices el verbo buscar.
Utiliza
el verbo crear. Utiliza el verbo reinventar. Utiliza el verbo fabricar.
Utiliza el verbo reciclar. Son más difíciles, sí, pero lo mismo ocurre
con todo lo que se hace real. Que se complica.
Da igual que te
vistas de autónomo, de empresario o de empleado. Por si aún no lo has
notado, ha llegado el momento de las empresas de uno. Tú eres tu
director general, tu presidente, tu director de marketing y tu
recepcionista. La única empresa de la que no te podrán despedir jamás. Y
tu departamento de I+D (eso que tienes sobre los hombros) hace tiempo
que tiene sobre la mesa el encargo más difícil de todos los tiempos
desde que el hombre es hombre: diseñar tu propia vida.
Suena jodido. Porque lo es. Pero corrígeme si la alternativa te está pagando las facturas.
Trabajo
no es un buen sustantivo tampoco. Porque es mentira que no exista.
Trabajo hay. Lo que pasa es que ahora se reparte entre menos gente, que
en muchos casos se ve obligada a hacer más de lo que humanamente puede.
Lo llaman productividad. Otra patraña, tan manipulable como todos los
índices. Pero en fin.
Mejor búscate entre tus habilidades. Mejor
busca qué sabes hacer. Qué se te da bien. Todos tenemos alguna habilidad
que nos hace especiales. Alguna singularidad. Alguna rareza. Lo difícil
no es tenerla, lo difícil es encontrarla, identificarla a tiempo. Y
entre esas rarezas, pregúntate cuáles podrían estar recompensadas. Si no
es aquí, fuera. Si no es en tu sector, en cualquier otro. Por cierto,
qué es un sector hoy en día.
No busques trabajo. Mejor busca un
mercado. O dicho de otra forma, una necesidad insatisfecha en un grupo
de gente dispuesta a gastar, sea en la moneda que sea. Aprende a hablar
en su idioma. Y no me refiero sólo a la lengua vehicular, que también.
No
busques trabajo. Mejor busca a un ingenuo, o primer cliente. Reduce sus
miedos, ofrécele una prueba gratis, sin compromiso, y prométele que le
devolverás el dinero si no queda satisfecho. Y por el camino, gánate su
confianza, convéncele de que te necesita aunque él todavía no se haya
dado cuenta. No pares hasta obtener un sí. Vendrá acompañado de algún pero, tú tranquilo que los peros siempre caducan y acaban cayéndose por el camino.
Y
a continuación, déjate la piel por que quede encantado de haberte
conocido. No escatimes esfuerzos, convierte su felicidad en tu obsesión.
Hazle creer que eres imprescindible. En realidad nada ni nadie lo es,
pero todos pagamos cada día por productos y servicios que nos han
convencido de lo contrario.
Por último, no busques trabajo. Busca
una vida de la que no quieras retirarte jamás. Y un día día en el que
nunca dejes de aprender. Intenta no venderte y estarás mucho más cerca
de que alguien te compre de vez en cuando. Ah, y olvídate de la
estabilidad, eso es cosa del siglo pasado. Intenta gastar menos de lo
que tienes. Y sobre todo y ante todo, jamás te hipoteques, piensa que si
alquilas no estarás tirando el dinero, sino comprando tu libertad.
Hasta
aquí la mejor ayuda que se me ocurre, lo más útil que te puedo decir,
te llames David Belzunce, Enzo Vizcaíno, Sislena Caparrosa o Julio
Mejide. Ya, ya sé que tampoco te he solucionado nada. Aunque si
esperabas soluciones y que encima esas soluciones viniesen de mí, tu
problema es aún mayor de lo que me pensaba.
No busques trabajo. Sólo así, quizás, algún día, el trabajo te encuentre a ti.
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