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lunes, 20 de mayo de 2013

Joe, compañero...

Tengo una soledad 
tan concurrida 
que puedo organizarla 
como una procesión 
por colores
tamaños
y promesas 
por época
por tacto 
y por sabor. 


Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.

Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado
disputando tu novia y las abejas.


Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado. 


A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,


compañero del alma, compañero.

Enrique,

Joe, hasta siempre

1 comentario:

  1. obnrigado.... sobran las palabras... gracias de corazon

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