Como ya sabrás, el 23 de abril se celebra el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor.
¿Por qué precisamente este día? Se cuenta que el 23 de abril murieron
dos de los autores más importantes de la historia de la Literatura: El
Manco de Lepanto y El Bardo de Avon o, lo que es lo mismo, Miguel de Cervantes y William Shakespeare.
También se dice que las vidas de estos dos genios estuvieron llenas de
coincidencias, pero ¿son estos datos ciertos? Vamos a conocer un poco
las vidas y obras que cambiaron la Literatura y el teatro para siempre.
Pero antes, vamos a deshacer algunos mitos: Miguel y
William no murieron el mismo día. El primero murió el día 22 de abril de
1616, pero fue enterrado el 23, por lo que casi lo podemos dar por
cierto. El segundo murió realmente el 3 de mayo, pero como en Inglaterra
se utilizaba un tipo de calendario distinto (el juliano en vez del
gregoriano que se usaba en España), la fecha oficial de su defunción es
el 23 de abril. Como vemos, la fecha de celebración del Día del Libro
parece un poco cogida por los pelos, pero si añadimos que ese mismo día
del mes murió Inca Garcilaso de la Vega y que nacieron otros escritores
importantes como Vladimir Nabokov, podemos comprender que, en realidad,
resulta ser una fecha muy adecuada. Pero es hora de centrarnos en
nuestros protagonistas y conocer un poco mejor las aventuras y obras de
dos autores universales que hicieron historia con sus palabras.
Miguel de Cervantes, el Manco de Lepanto
Miguel de Cervantes, apodado también “Príncipe de los
Ingenios”, es el novelista, dramaturgo y poeta más conocido de España,
hasta el punto de que al castellano se lo denomina “Lengua de Cervantes”
por la enorme influencia de su obra.
La vida de un escritor puede parecer aburrida y
sedentaria, pero, desde luego, la de Miguel no lo fue. Nació un
septiembre de 1547 en Alcalá de Henares, y fue el cuarto de siete
hermanos. Su padre, que era médico, tuvo que pasar por prisión por
deudas que no podía pagar. Hace tantos años de esta etapa de su vida que
nadie sabe a ciencia cierta dónde estudió Miguel, pero ya en su
juventud comenzó a escribir pequeñas poesías y se aficionó al teatro.
Pasados unos años se fue a vivir a Italia, al parecer
buscado por la justicia tras haber herido en un duelo a un maestro de
obras. Durante su estancia en Roma, se empapó de la cultura italiana, de
la que guardó un grato recuerdo. Visitó varios lugares del país hasta
que se alistó en un tercio del ejército y, embarcado en una galera, se
dirigió a la guerra. Participó en la cruenta Batalla de Lepanto, que
enfrentó a una coalición cristiana compuesta por España, Venecia, Génova
y la Santa Sede contra una flota de turcos otomanos. Cuentan que Miguel
estaba muy enfermo antes de entrar en batalla, pero que él agarró su
espada negándose a reposar mientras sus compañeros luchaban. Al final,
la coalición cristiana salió victoriosa, pero entre las sus bajas y las
del enemigo sumaron más de 30.000 muertos. Cervantes salió vivo de la
carnicería, pero un trozo de metralla le dejó la mano izquierda inútil,
conociéndose desde entonces con el apodo de “El Manco de Lepanto”.
Pero no acaban aquí las desventuras de Miguel. Pasó
unos años más como militar hasta que, en 1575, la galera en la que
volvía a España junto con su hermano Rodrigo, fue apresada por turcos,
que le vendieron como esclavo. Sus captores pidieron un alto rescate por
él, ya que sabían que era un personaje relevante, por lo que su familia
no se pudo permitir pagarlo. Pasó preso cinco años, pero no se quedó de
brazos cruzados, sino que intentó escaparse en al menos cuatro
ocasiones sin mucho éxito, ya que sus planes fracasaron por traiciones e
imprevistos. Su familia consiguió dinero para rescatar a uno de los dos
hermanos, pero Miguel prefirió que Rodrigo fuera el afortunado,
volviendo este último a España y dejando atrás al escritor. Un Fraile
cristiano se encargó de reunir el dinero que hacía falta para el rescate
y consiguió su libertad en septiembre de 1580.
Tras varios trabajos realizados para pagar las deudas
del rescate, Miguel contrajo matrimonio en 1584 con Catalina de
Salazar. Entre los años 1581 y 1583, Cervantes escribió La Galatea, considerada su primera obra literaria con todas las letras, que trata sobre una virtuosa joven cortejada por dos pastores. La Galatea
era la primera parte de una saga de seis entregas, pero,
desgraciadamente, otros proyectos alejaron a Cervantes de completar una
segunda entrega, por lo que quedó incompleta.
Varios años después, se estableció como cobrador de
impuestos en Sevilla, dirigidos sobre todo a mantener costosas guerras
en las que, por aquel entonces, participaba España. Este trabajo no le
hacía muy popular entre sus conciudadanos, como habrás supuesto, ya que
nadie veía con buenos ojos que le quitaran su dinero para guerrear. En
1597, Cervantes fue acusado de aprovechar su cargo para robar dinero
público, así que fue encarcelado, donde comenzó a imaginar el universo
de su obra cumbre: Don Quijote de La Mancha.
Don Quijote de La Mancha o El Caballero de la Triste Figura
Esta obra comenzó siendo una burla a las novelas de
caballerías que tan de moda estaban en la época, llenas de caballeros de
brillante armadura que rescataban a virtuosas doncellas en apuros, pero
terminó siendo un reflejo de la sociedad española de la época y una
crítica muy ingeniosa. La novela se divide en dos partes: “El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha” y “El ingenioso caballero Don Quijote de La Mancha”,
que narran las desventuras de un hidalgo delgaducho llamado Alonso
Quijano que enloquece tras leer demasiadas novelas de caballería,
creyéndose él mismo un caballero andante. Tras renombrarse a sí mismo
“Don Quijote de la Mancha”, monta en su caballo Rocinante en busca de
aventuras. A pesar de su aparente locura, que le lleva a situaciones
extravagantes como pelear contra molinos de viento creyendo que son
gigantes, Don Quijote es un personaje entrañable de gran lucidez.
También se le unirá como fiel escudero Sancho Panza,
un aldeano bajito y regordete, sencillo y con una gran sabiduría
popular, por lo que resulta un buen contrapunto a su culto y loco señor.
Don Quijote buscará el amor de Dulcinea del Toboso ya que, según las
viejas novelas de caballerías, todo caballero debe dedicar sus hazañas a
una hermosa doncella. En realidad, Dulcinea es una campesina llamada
Aldonza, pero la fértil imaginación y locura de Don Quijote la
convierten en emperatriz. A lo largo de su viaje, Don Quijote se verá
envuelto en mil y una situaciones debido a su locura, aunque no tendrá
tanto éxito como los flamantes caballeros de las novelas a las que es
tan aficionado.
La primera parte de la novela, publicada en 1605, fue
un éxito, marcando época en el mundo de la escritura e influyendo
notablemente sobre la novela moderna. La segunda parte no llegó hasta
1615, ya que durante este tiempo, Cervantes publicó un conjunto de doce
narraciones breves llamado Novelas Ejemplares. Cervantes murió un año después de la publicación de la segunda parte y, tras su muerte, se publicó otra novela suya titulada Los trabajos de Persiles y Sigismunda, cuya calidad fue eclipsada por las aventuras de Don Quijote.
Uno de los grandes méritos de Cervantes fue tomar un
género explotado y agotado como el de las novelas de caballerías y sacar
de él un nuevo género lleno: la novela polifónica, llena de puntos de
vista y complejidad. Aunque experimentó con otros géneros, nunca
llegaría a igualar la genialidad narrativa de su propia obra maestra.
William Shakespeare, El Bardo de Avon
La vida de William
Shakespeare está llena de misterios, ya que hay muy poca información
sobre él. Esto ha hecho pensar a algunos historiadores que el mayor
autor en lengua inglesa de la Historia ni siquiera existió, que
simplemente era un pseudónimo tras el que se podía esconder alguno de
los escritores más famosos de la época, y que el verdadero William
Shakespeare jamás tuvo que ver con esos textos geniales.
Esta teoría viene dada por el origen humilde de
Shakespeare, nacido en Stratford-upon-Avon en 1564. Era el tercero de
ocho hijos de un próspero comerciante, que cayó en desgracia acusado de
un comercio ilegal. Nadie sabe dónde estudió William, aunque se supone
que fue en una buena escuela donde aprendió las obras de grandes autores
como Esopo. Cuando alcanzó los dieciocho años de edad, William contrajo
matrimonio con Anne Hathaway. Tuvieron dos hijas y un hijo, pero éste
último murió joven.
Pasaron unos años oscuros en la vida de William en
los que no hay constancia de lo que hizo; solamente se sabe que, en
1592, Shakespeare ya se encontraba en Londres trabajando como dramaturgo
y que comenzaba a destacar. Pronto se convirtió en actor, escritor y
copropietario de una compañía teatral muy popular. Fueron años prósperos
para William, en los que llegó a ganar bastante dinero, aunque acabó
por retirarse a su pueblo natal en 1611. Dos años después, el teatro
donde guardaba sus obras se incendió, perdiéndose gran parte de su
trabajo, incluyendo una comedia inspirada en un personaje de Don Quijote
de la Mancha llamada Historia de Cardenio. Aquí se cruzan por
primera y última vez los caminos de nuestros dos protagonistas, ya que
lo único que se puede afirmar es que William Shakespeare llegó a leer la
primera parte de Don Quijote, aunque nunca sabremos si llegó a leer la obra completa.
William murió el 23 de abril de 1616 (según el
calendario que usamos ahora, el 3 de mayo) y sus hijas no tuvieron
descendencia, así que su estirpe se extinguió para siempre. Cuenta la
leyenda que el propio Shakespeare escribió el epitafio de su tumba antes
de morir para evitar que le desenterraran en un futuro, en el que
maldice a aquel que se atreva a abrirla:
Buen amigo, por Jesús, abstente
de cavar el polvo aquí encerrado.
bendito sea el hombre que respete estas piedras,
y maldito el que remueva mis huesos.
Se dice que junto a su cadáver reposan sus obras
inéditas, pero el miedo de la maldición de sus palabras ha mantenido
alejados a los curiosos. Mucho se ha hablado sobre si Shakespeare fue el
verdadero autor de sus obras. Se sabe que la persona existió, sin
embargo, hay voces críticas que afirman que su nivel cultural no era
suficiente para crear tan magnas obras, además de que sus obras pueden
contener mensajes ocultos y referencias a otros dramaturgos que podrían
estar detrás de su autoría.
El Teatro de la época
Cuando Shakespeare se inició en el teatro, este arte
estaba sufriendo una profunda renovación en Inglaterra. En sus orígenes,
el teatro era una tradición popular asociada a otros entretenimientos
más bárbaros como peleas de osos encadenados a perros, pero poco a poco
fue ganando mecenazgos de nobles y fue adquiriendo prestigio. Aún así,
las obras se representaban en los patios interiores de las posadas,
muchas veces focos de enfermedad por la falta de higiene, además de
lugar común de revueltas y peleas. Estos factores de riesgo hicieron que
la representación teatral se regulara, haciendo que únicamente se
pudiesen representar obras en lugares autorizados. Así se construyeron
los primeros teatros, en los que William pudo dar cobijo a sus obras y
oficializar su profesión en lugares que podían llegar a acoger a unos
2000 espectadores.
Las mujeres tenían prohibido actuar, así que se
encargaban los papeles femeninos a jóvenes varones de aspecto aniñado y
voz suave. Era un teatro popular lleno de chistes de mal gusto, pero
también había lugar para la afectación más fina, por lo que resultaba
una mezcla muy enriquecedora que le daba un carácter especial. Era muy
común presentar el personaje del Bufón en las obras, ya que su carácter
de individuo con pocas luces permitía a los autores introducir críticas a
las autoridades que se hubieran considerado una ofensa (incluso delito)
en boca de personajes inteligentes.
Sus obras
Debido a la escasez de datos sobre la vida de
Shakespeare, no se sabe muy bien el orden de publicación de sus obras.
El manuscrito First Folio reagrupa gran parte de su producción
literaria, pero fue publicado ocho años después de su muerte. En él se
mezclaban comedias, tragedias y obras históricas, los géneros más
importantes que trató.
Las Tragedias son historias de seres humanos
desdichados que sufren, matan y mueren, todo de una manera muy trágica y
exagerada. Su tragedia más conocida en un nivel popular es Romeo y Julieta,
una historia de dos jóvenes de clanes opuestos que se enamoran a pesar
de la oposición de los suyos. También son muy conocidas otras obras como
Hamlet, que trata de conspiraciones y muerte en torno al trono de Dinamarca; Otelo, cuyo protagonista es un moro (algo tabú en la época) que vive todo tipo de desventuras, o El Rey Lear, otra tragedia sobre un rey de las Galias destronado y su hija.
Las comedias eran el contrapunto a las
tragedias, con continuos juegos de lenguaje y enredos dados por los
contrastes entre clase social, género o poder. Tras varias aventuras
disparatadas, al final de la obra se restaura la cordura de la trama y
el orden vuelve a la vida de los protagonistas. Los finales suelen ser
festivos y placenteros y las tramas suelen incluir el personaje del
bufón, siendo Falstaff el predilecto en las obras de Shakespeare. Entre
sus comedias más conocidas están El sueño de una noche de verano, Mucho ruido y pocas nueces, La fierecilla domada o El Mercader de Venecia, esta última con toques trágicos.
Por último, las obras históricas cumplían una
función oculta: trataban sobre grandes monarcas para que el pueblo los
glorificase y no se rebelara contra ellos. Se dice que Shakespeare
introdujo en sus obras varias críticas ocultas a los poderes vigentes en
su época. Enrique VI o Ricardo III son dos
ejemplos de las obras históricas del autor. Además de las ya
mencionadas, existen más obras atribuidas a William: comedias novelescas
o de fantasía, obras perdidas y otras cuya autoría no es segura.
Como ves, tanto Cervantes como Shakespeare
consiguieron un hueco en la Historia gracias a su talento y capacidad de
innovación, dejando para las posteriores generaciones un legado
extraordinario. Fueron verdaderos pioneros y, sin ellos, la novela y el
teatro no serían lo que son hoy. Tenían una gran pasión por lo que
hacían y supieron recorrer caminos nuevos dejando atrás las ataduras y
las tradiciones. Quién sabe, puede que dentro de 400 años hablen de tus
hazañas, así que, si te gusta escribir, aprende de los maestros y encuentra tu propio camino.
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